Todos sabemos que las medusas pican y que dichas picaduras suelen ser dolorosas. La causa de dicho dolor es el hecho de que estos animales marinos segregan a través de sus tentáculos diferentes toxinas, toxinas cuya tipología depende de la subespecie de medusa que estemos considerando.
En el caso de las medusas que podemos encontrar en las costas y playas españolas, estas toxinas no suelen causar más que un intenso picor y algo de inflamación en la piel. En otros lugares sí que es posible encontrarse con medusas que pueden provocar síntomas mucho más graves como convulsiones, mareos, dificultad para respirar, etcétera. Incluso existen algunas que pueden provocar la muerte, como la avispa de mar o medusa de caja que habita en los mares de Australia y Filipinas.
Por todo lo dicho, cuando viajemos a zonas tropicales es conveniente preguntar en el hotel sobre los posibles riesgos de encontrarse con determinadas especies de medusas y, en cualquier caso, respetar siempre los avisos que podamos encontrar en las zonas de baño.
Qué hacer si nos pica una medusa en el Trópico
Si a pesar de todo lo dicho nos llega a picar una medusa en una zona tropical, lo recomendable es buscar la asistencia de un médico con urgencia. No obstante hasta que dicha ayuda llegue, podremos aplicar sobre la herida compresas empapadas en vinagre o sumergir la zona afectada en agua tan caliente como el herido pueda aguantar.
Ojo, estas medidas no proceden si la medusa que nos picó es una de las existentes en nuestras costas. Para ver que hay que hacer en estos casos podéis seguir leyendo.
Qué hacer si nos pica una medusa en España
Lo primero que hay que saber es que nunca debemos tocar una medusa o restos de esta. Aunque una medusa esté muerta sus tentáculos siguen siendo venenosos.
Si somos picados por una medusa mientras nos bañamos en una zona de playa lo mejor es acudir a puestos de socorro más cercano. Si no hay ninguno próximo entonces deberemos actuar como sigue.
El primer paso sería retirar los tentáculos que se hayan quedado adheridos a la piel del accidentado. Para hacerlo podemos utilizar una tarjeta de crédito, una pinza o una simple toalla, evitando siempre que nuestros dedos entren en contacto con los tentáculos que seguirán segregando veneno durante cierto tiempo.
No debe echarse agua dulce sobre la zona afectada, ya que el agua dulce puede provocar que se libere más veneno causando más daño al herido.
La zona dañada debe lavarse con suero fisiológico o agua de mar. La sal ayuda a que se detenga la liberación de toxinas. También se puede utilizar una mezcla al cincuenta por ciento de bicarbonato y agua de mar.
No rascar ni frotar la zona afectada. Si el accidentado se queja de picores podremos aplicarle hielo durante unos minutos, evitando el contacto directo con la picadura (al fin y al cabo el hielo es agua dulce), para lo que podremos utilizar una bolsa de plástico o de material impermeable.
Si vemos que la inflamación provocada es importante deberemos acudir al médico para que nos recete algún analgésico y una crema con corticoides.
Finalmente conviene saber que la picadura podría llegar a infectarse por lo que es necesario vigilar su evolución hasta que quede curada por completo.
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