miércoles, 12 de febrero de 2020

La asistencia a la tercera edad se asienta por una población cada vez más mayor

El cuidado de nuestros abuelos o abuelas es algo que tradicionalmente asociamos a algo más íntimo que necesario, y que durante generaciones han llevado a cabo hijos o familiares cercanos. Pero la evolución social y cultural que ha sufrido la sociedad en los últimos años ha desarrollando un cambio de paradigma que ha tenido un impacto directo en la manera en cómo hacemos frente a este tipo de situaciones. Y es que hoy en día rara es aquella persona que puede permitirse quedarse en casa para cuidar de forma indefinida a cualquier familiar, secundada por un estado laboral concreto que imposibilita que podamos dar una respuesta efectiva a nuestras personas queridas.


Pero lejos de ser un problema, esto se ha perpetrado como una debilidad social a la que se ha encontrado solución, porque este tipo de situaciones ha posibilitado que hoy en día se hayan desarrollado empresas dedicadas íntegramente al cuidado de mayores. Es el caso, por ejemplo, de mSoluciona, un organismo que proporciona ayuda a domicilio a cualquier persona que necesite de un apoyo complementario en su vida diaria.

Para darnos cuenta de la importancia que tienen este tipo de alternativas en nuestra sociedad, cabe tener en mente algunos datos. Por ejemplo, que durante la última década el número de personas mayores de 65 años en España ha aumentado cerca del 11%. ¿Qué significa esto? Que nuestra ciudadanía está envejeciendo sin que la natalidad aumente, haciendo que la población sea cada vez más mayor y, por lo tanto, necesite de más cuidados.

¿En qué consiste este servicio y qué ventajas tiene para anciano y familiares?


En mSoluciona son muy conscientes de estos datos, por lo que se centran en dar una respuesta efectiva y personalizada a cada caso. El servicio consiste en la realización de varias tareas destinadas a socorrer y dar soporte al anciano, como el aseo personal, la realización de las tareas domésticas o la ayuda en funciones vitales como la alimentación, la movilidad o el acompañamiento. Todo siempre va a depender de la situación concreta de cada persona mayor, siendo un servicio muy flexible que se contrata de manera muy específica.

Hay que huir del pensamiento tradicional que nos lleva a pensar que dejar a nuestro ser querido con una persona externa es abandonarlo. Nada más lejos de la realidad. Debemos tener en cuenta que esto supone una ayuda física y psicológica para los familiares y su conciliación personal, pero también para los ancianos, que podrán entablar una relación con personas ajenas con las que sentirse queridos, útiles y respetados.

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