Los alimentos ecológicos, al igual que el resto de alimentos, tienen que ser tratados en condiciones adecuadas para evitar enfermedades alimentarias; desde hace unos años, este tipo de alimentos está en auge tanto en Europa como en los Estados Unidos, y las perspectivas de crecimiento a corto plazo son muy importantes, ya que se ha demostrado que este tipo de alimentos son mucho más beneficiosos que los de cultivo genérico, donde se utilizan abonos y pesticidas que si bien son legales y en principio no dañinos para la salud, en general a largo plazo nuestro cuerpo puede sentir los efectos de un consumo prolongado.
La alimentación ecológica ofrece productos mucho más sanos, nutritivos y con diferencia, mucho mas sabrosos que los alimentos de las grandes cadenas de producción; en contra, el precio de estos alimentos es algo más elevado, pero los consumidores están dispuestos a hacer frente a este pequeño (en relación a la calidad y salud) encarecimiento de los alimentos de la agricultura ecológica. El hecho de que para su cultivo no se utilicen productos químicos anima cada vez a más consumidores a utilizar en la elaboración de sus platos estos alimentos ecológicos.
De esta manera, los alimentos que no utilizan en su producción este tipo de productos químicos para la eliminación de plagas, abonado y preparación de la tierra, tienen un riesgo elevado de sufrir baja productividad en las cosechas por diversos motivos; la solución de los agricultores ecológicos para solventar estos posible problemas, es la aplicación de la biodiversidad para mejorar la tierra de producción, mejorando así los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo.
La esencia de la agricultura ecológica, y la diferencia de los productos ecológicos en relación a los no ecológicos, como el sabor, color, calidad del producto, tamaño y sabor, viene dada por una producción en la que se utilizan métodos agrónomos, biológicos y mecánicos en lugar del uso de sistemas y materiales sintéticos, productos transgénicos incluidos.
Esto hace que se trate de un sistema de producción alimenticio respetuoso con el medio ambiente y con la tierra al no utilizar productos químicos, y el resultado lo podremos ver al primer bocado; esta es sin duda, la principal diferencia que notaremos al comer alimentos ecológicos: quizás el tamaño y el color no acompañen, pero el sabor nos transportará a nuestra infancia, cuando la tierra no estaba sobreexplotada y no era necesario el uso de productos químicos para mejorar y aumentar la productividad.
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